Historia de las Fallas de Valencia
Conoce el origen de las Fallas de Valencia.

Las fallas son un ritual del fuego. A lo largo de toda la historia de la humanidad, siempre han habido rituales que tenían como protagonista al fuego porque simboliza la renovación: el fuego destruye las cosas viejas para dejar paso a las nuevas.
Una creencia popular dice que las fallas derivan de las costumbres que tenían los carpinteros valencianos de recoger la madera, las astillas y las virutas que les sobraban para hacer una hoguera en honor a su patrón, San José. También se dice que las fallas provienen de aquellas hogueras paganas que se encendían aproximadamente durante el equinoccio de primavera (esto explicaría el gran componente pagano originario de la fiesta).
El cristianismo habría adoptado posteriormente la costumbre de dedicárselo a San José. Por último, otros estudios dan soporte a la teoría del muñeco de Carnavales trasladado al mes de Marzo. Según esta explicación, las fallas habrían nacido de la costumbre de lanzar el muñeco (ninot) de carnavales a una hoguera. Esto justificaría la presencia de figuras humanas en las fallas y el carácter irreverente y satírico de los monumentos.
Las primeras noticias documentales sobre las fallas son de la segunda mitad del siglo XVIII, época en que surgió la legislación municipal que regulaba la ubicación de las fallas con el propósito de evitar incendios, ya que muchas se plantaban en calles muy estrechas, y por tanto, quedaban demasiado cerca de las casas. En concreto, en 1784 se obligó a ponerlas en plazas o espacios abiertos. Ya comenzado el siglo XIX, los documentos sobre las fallas se hacen frecuentes.
Las fallas consiguieron los aplausos de los vecinos, especialmente del modesto, y la repulsa de la alta burguesía y de los puritanos.
Las fallas se consideraban fiestas de la víspera de San José; se plantaban la mañana del día 18 y se quemaban la noche del mismo día. San José era día de media fiesta( solo había que trabajar media jornada), pero los vecinos de la ciudad acabaron haciendo fiesta todo el día. Las fallas eran entonces, mucho más que ahora, una fiesta de barrio
A partir de último tercio del siglo XIX el número de fallas fue creciendo de año en año: en 1852 solo se plantó una falla, pero en 1872, se plantaron 17
A partir del 1866 la pirotecnia se hizo mas presente, se implantaron las despertades (con tabalet y dolçaina) y aparecieron los llibrets de falla, publicaciones que explicaban el contenido de la falla. El primer llibret de falla conocido fue escrito por Bernat i Baldoví el año 1885. De una manera humorística y en verso, explicaba la falla "El Conill" (El Conejo), que se plantó en la plaza de l'Almodí y en la cual se trataba de la venta "del conill de Vicenteta" a Don Facundo, un viejo que todavía se creía en edad de ser un conquistador. La mayoría de los poetas populares de la Valencia de entonces, escribieron algún llibret de fallas..
Los grupos de vecinos que, espontáneamente, hacían fallas se transformaron en las primeras comisiones falleras organizadas. Además, desde 1873 se implanta la cremà de la falla la noche del 19, porque algunos pensaban que así se perderían menos horas de trabajo. Pero la plantà de la falla no se traslado al día de San José, por lo que los festejos falleros pasaron a durar dos días
Por aquella época, el Ayuntamiento de Valencia ponía trabas a la fiesta: obligaba a pedir permiso para plantar fallas y cobraba impuestos desde 1872. Además se instauró la censura, para controlar la crítica política, social y moral (sobretodo en lo referente al sexo). Las presiones institucionales consiguieron la prohibición en el año 1851 por orden del alcalde, el Barón de Santa Bàrbara
Pero la fuerza de los vecinos y de la prensa de la época consiguieron la rebaja de los impuestos (el año 1886 la ciudad se quedo sin fiestas, por protesta de los falleros, por lo que el Municipio rebajo los impuestos), cosa que unida a la creación de los premios a los mejores monumentos, promovida por la revista "La Traca", hizo que en 1887 la tradición volviera con fuerza: aquel año se plantaron 29 fallas.
El final del siglo XIX vivió un fuerte crecimiento de la fiesta, tanto que se convirtió en la mayor fiesta popular de Valencia. Hasta entonces había sido la Feria de Sant Jaume (en Julio).
El número de fallas creció, y comenzaron a plantarse fallas dentro del nuevo ensanche de la ciudad y en otros pueblos, incluyendo los Poblados Marítimos i Benimaclet, que en aquellos años aun eran independientes de la ciudad. Los monumentos trataban a menudo el tema de la crítica política. Eran años de conflictos políticos y sociales internos, y las fallas lo reflejaban. Las fallas comenzaron a hacerse mas grandes, mejor acabadas, con nuevos materiales. Se olvidaba cada vez mas la estructura de teatro y tomaron el barroquismo que hoy en día tienen. En aquel contexto, el Ayuntamiento aprobó la creación de los premios a las mejores fallas del año 1901.
La transformación urbanística que experimentaba Valencia a comienzos del siglo XX afectó a las fallas respecto a la ubicación de los monumentos. Los cambios urbanísticos se reflejaban en las críticas de las fallas. Mediante los monumentos, los vecinos se quejaban de la lentitud de las reformas urbanas, de la mala calidad de las infraestructuras y del traslado de la estación de ferrocarril (al lugar donde se encuentra actualmente). También abundaban las alusiones sexuales y la exaltación del nacionalismo valenciano que aparecía por aquellas fechas.
Poco a poco las fallas consiguieron mas fama, incluso, internacional. El año 1926 se reunió la Asamblea Pro Fiestas de San José para coordinar y fomentar las fallas. Con este impulso, el consistorio incrementó el dinero de los premios a las fallas y las dividió en dos secciones según el coste. Se organizaron "trenes falleros" para que los forasteros visitaran Valencia en fallas, y en 1928 la semana fallera se amplió al adelantar la plantada de las fallas al día 16. También, aquel mismo año se creó el Comité Central Fallero, preludio de la Junta Central Fallera. Dicho Comité organizaba el programa oficial de fiestas y coordinaba algunos actos de las comisiones: la Cridà, la exposición del Ninot,La Nit del Foc,las cabalgatas, i la elección y presentación de once bellezas falleras y de un reina de las fallas, antecedentes de la actual fallera mayor y la corte de honor

La Guerra Civil desbarató completamente la fiesta fallera (no hubo fallas durante el conflicto), pero nada mas terminar la guerra, el nuevo consistorio de la ciudad reunió a los presidentes y secretarios de las comisiones falleras supervivientes para fundar, el año 1940, la Junta Central Fallera. Lógicamente, aquí comenzaba un nuevo periodo de censura respecto a los temas falleros, en el cual se prohibían la crítica política y toda referencia al sexo al mismo tiempo que se aconsejaba exaltar los nuevos valores "nacionales". En cualquier caso, ja en el año 1940 volvió a haber fiesta fallera. El Ayuntamiento, por medio de la Junta Central Fallera, instauró la "fiesta oficial" en la cual se incorporaban nuevos actos como la "Festa de la Clavariessa", predecesora de la Ofrenda a la Virgen de los Desamparados. Cabe señalar, que la Junta Central Fallera y las comisiones falleras más importantes estaban bajo el control de personas afines al régimen acabado de instaurar, y que eran, no hace falta decirlo, de carácter muy conservador.
En la década de los cuarenta se montaron las primeras comisiones modernas, con presidente, directivos, fallera mayor, estandarte, y demarcación. Los falleros pasaron de reunirse en bares o locales similares a hacerlo en barracas, excepto las fallas mas grandes, que lo hacían dentro de paradores. La Junta Central Fallera creó la sección especial para los premios, y la delegación de infantiles, y obligó a que toda falla infantil estuviera unida a una grande.

Desde los años cincuenta, las fallas crecían espectacularmente por lo que se refiere al número de visitantes, volumen económico que movían y otros aspectos. El año 1952 se amplió el número de secciones falleras, un momento en el que el artista fallero Regino Mas era uno de los mas prestigiados (ganó durante 16 años, el primer premio de la sección especial, entre 1940 y 1958). La Nit del Foc (Noche del Fuego) pasó de la noche del 16 a la del 19 de Marzo. También se plantó una falla diseñada por Salvador Dalí (hecho que originó un gran escándalo) y la junta Central Fallera creó el inoportuno y antiestético traje negro en detrimento de las vestimentas típicas tradicionales.

Durante los años sesenta las comisiones falleras comenzaron a utilizar el casal como lugar exclusivo de reunión. El número de comisiones fue aumentando sin pausa desde 1960, y llegaron a superar las 200 el año 1969. La fallera mayor pasó a ser el elemento simbólico, y junto con el resto de falleras, formaban el elemento "decorativo" de la fiesta, sin ninguna implicación en la gestión de la falla. También se consolidaron la sección infantil y la sección femenina dentro de las comisiones falleras, y el número de falleros, en general, crecía (28.000 en el 1970, en comparación con los 6000 del año 1959). El año 1966 se creó una Olimpiada del humor, que no duró ni quince años. La censura, cada vez mas débil, permitió incluir figuras eróticas en los monumentos. Las dimensiones de las construcciones eran cada vez más grandes, destacando las de Na Jordana, el Pilar, de la Merced y de Convento Jerusalén, entre otras
La democracia trajo la política -y los políticos- a las fallas, y no solo de visita a Valencia, sino también como ninots de falla.
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